el ser se consume en la mismidad de su dolor
se deja encadenar inerme con pavor
y se convierte en esclavo de su verdugo.
Ya no es, ya no existe, exangüe, roto,
exterminado por dentro y con el alma minada.
Y como pobre animal herido de muerte
camina agonizante por el borde del abismo,
se abandona y se destruye lentamente a sí mismo
porque respirar se convierte en un suplicio
y la angustia constriñe cruelmente la esperanza
asfixiando el corazón como serpiente.
Pero aún así, desde el foso más oscuro,
despojado de todo ente, libre al fin,
puede desprenderse del vértigo inherente
y retomar, valiente y ya casi sin miedo,
la definitiva restauración de su persona.
exterminado por dentro y con el alma minada.
Y como pobre animal herido de muerte
camina agonizante por el borde del abismo,
se abandona y se destruye lentamente a sí mismo
porque respirar se convierte en un suplicio
y la angustia constriñe cruelmente la esperanza
asfixiando el corazón como serpiente.
Pero aún así, desde el foso más oscuro,
despojado de todo ente, libre al fin,
puede desprenderse del vértigo inherente
y retomar, valiente y ya casi sin miedo,
la definitiva restauración de su persona.
Gio
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