A Carmen Garrido, en defensa de su imaginación
Yo en Madrid sí huelo el mar,
voy por la calle y lo veo,
va dejando su huella al pasar
dejando mil caracolas bellas
pero no me agacho a cogerlas
aunque mis pies al caminar
procuren, cuidadosos, no pisar,
en la noche ruidosa ser silencio
y apagar mis luces al girar
en ese oscuro recobeco
y avanzar en punto muerto
cuando las veo en la acera
donde, ateridas, las suelo encontrar.
A mucha gente le molestan
mas yo no puedo evitar
acordarme de los cayucos
del museo antropológico...
Fíjate si huele a mar...
pero no me agacho a cogerlas
aunque mis pies al caminar
procuren, cuidadosos, no pisar,
en la noche ruidosa ser silencio
y apagar mis luces al girar
en ese oscuro recobeco
y avanzar en punto muerto
cuando las veo en la acera
donde, ateridas, las suelo encontrar.
A mucha gente le molestan
mas yo no puedo evitar
acordarme de los cayucos
del museo antropológico...
Fíjate si huele a mar...
Gio
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