Nunca las nubes trajeron
tan buenos augurios,
veo los rostros,
escucho las voces,
huelo la tierra,
me sumerjo
en la dulce y suave lluvia
sin torrentes,
sin castigos,
sin melancolías,
me dejo empapar
mirando al firmamento
cerrando los ojos,
aspirando el aroma,
y me entrego a este furtivo
instante de felicidad.
huelo la tierra,
me sumerjo
en la dulce y suave lluvia
sin torrentes,
sin castigos,
sin melancolías,
me dejo empapar
mirando al firmamento
cerrando los ojos,
aspirando el aroma,
y me entrego a este furtivo
instante de felicidad.
Gio
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